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CONSEJO NACIONAL DE COLUMNISTAS Y EDITORIALISTAS DE PRENSA, A.C.

RELATO

     

 CONSEJO NACIONAL DE COLUMNISTAS Y EDITORIALISTAS DE PRENSA, A.C.

 

 ORGANIZACIÓN DE ASISTENCIA Y REPRESENTACIÓN GREMIAL EN FORMACIÓN

 

Registro ante la Secretaría de Relaciones Exteriores: Expediente 071205098013 del 5 de Diciembre de 2007


FUNDADOR Y PRESIDENTE: Lic. Juan Jacobo Cázares González

 


 

 

 

Entre guerrilleros       O

         El ingeniero que tenía que caminar con una carretilla al frente


 

POR  INGENIERO Y MAESTRO JORGE N. CANO BUSTOS

 

En Cuernavaca, en una de las avenidas más conocidas de la ciudad, vecina al club de golf, estaba  la pensión en  que me encontraba hospedado. Tenía una amplia terraza en el segundo piso, en ella  pasábamos las tardes y noches platicando con amigos o alguna novia en turno y disfrutando del clima cálido de la región y de  alguna bebida espirituosa. 

 

En la parte inferior del edificio, un portón grande daba  paso a un jardín de intensa vegetación,  en medio de cuyo verdor, se hacía  presente el rojo purpureo de la buganvilia y el azul violáceo  de las flores de  las jacarandas. Entre el follaje se percibía el vuelo multicolor de las mariposas y  el ir y venir de atareados pájaros.

 

En un segundo plano se encontraba  la alberca semiolímpica en la que cotidianamente,  después de la consabida sesión de levantamiento de pesas, pasaba media hora chapoteando.

 

Mi estancia en Cuernavaca había sido casi  feliz. Hacia algunos meses que a mis 27 año, había logrado una de mis más acariciadas metas, había sido contratado como director de investigación de una muy importante firma trasnacional, que con muy alta tecnología se  dedicaba a la  síntesis de productos esteroides y fármacos de última generación;  el sueldo bueno, quería mucho a mi novia  y me había comprado un automóvil último modelo. Además, me apasionaba la química, muy especialmente la síntesis de productos orgánicos y como antecedente, había tenido varios  éxitos en el desarrollo de mi trabajo de investigación, en la empresa  internacional en que laboraba anteriormente.

 

En suma,  tenía la ilusión “esperanza fundada” de  que en esa compañía encontraría la culminación de mis aspiraciones como  científico de alto nivel.

 

Pero, no todo era bueno, siempre hay un pelo en la sopa. Con profunda sorpresa,  después de unos días de haberme contratado, pude darme cuenta que mi jefe directo,      Salvatore Calasso, siciliano norteamericano de un poco más de  55 años de edad, Doctor en Química y gerente  general de la compañía trasnacional dedicada a la síntesis de fármacos, recientemente   instalada en ciudad industrial del valle de  Cuernavaca, CIVAC,   tenía  un carácter insufrible; fácilmente pasaba del trato amable a tornarse irascible y  explosivo.  Diestro en el arte de la intimidación, en esos momentos, para él era muy fácil  amenazar, ofender y humillar al personal a su ser cargo.

 

Después  de muchos esfuerzos  de mi parte por evitar dificultades, sin lograrlo,  con gran pesar, tome la decisión de no dejarme ofender y responderle en la misma forma…  ¡ Me había decidido a que me liquidara ¡

 

  “Los sueños profundos, traen, empero, aparejados bruscos despertares”

 

 Corría el mes de mayo de 1973, en días  pasados, después de haber trabajado  en el laboratorio hasta altas horas de la noche, lleve en mi automóvil a Carlos, uno de los químicos de la compañía, al  sitio en el que  acostumbrara abordar el camión que lo llevaría de regreso al distrito federal, del que éramos originarios.

 

Eran  las 12 de la  noche,  en el trayecto, se percibía un  ambiente y perfumado    con olor a flores  nocturnas y se  disfrutaba  el agradable clima cálido y húmedo de la ciudad de la eterna primavera.  En espera del camión, nos habíamos estacionados en una de las calles principales junto al campo militar de Cuernavaca,  Había poca luz debido a que habían destruido los focos del alumbrado público; de repente, en medio de la oscuridad de la noche, sorpresivamente, surgió de entre los árboles,  un soldado que se venía arrastrándose por entre la maleza; se  levantó con rapidez y tocando  el arma nos dijo con voz  muy enérgica.

 

 fuera de aquí cabrones;  aquí está prohibido estacionarse

 

Sin reparar en las posibles consecuencias,  baje del auto con el fin de explicarle que únicamente esperábamos el camión.

 

Violentamente, el soldado retrocedió y empuño su arma apuntándola directamente hacia mí…  En la oscuridad de la noche se escuchó  el  sonido  clásico que produce el corte de cartucho.

 

Sin decir nada, aborde con rapidez el auto y con a gran  velocidad nos alejamos  de aquel sitio.  Unas cuadras adelante, mientras esperábamos el camión,  un poco repuesto de la  desagradable sorpresa,   le dije a Carlos--, te fijaste lo nervioso que parecía ese pinche sardo.--

 

 -- Si—me respondió,  Andan  muy  excitados  por los últimos acontecimientos;  en la mañana escuche en la radio, que en esta semana los guerrilleros  mataron  a muchos militares.

 

En efecto, eran tiempo de guerrilleros. Las  noticias de los periódicos de los días anteriores eran más que alarmantes, la guerrilla que encabezaban en guerrero, la huestes de lucio cabañas,  habían asaltado bancos,  secuestrado a personajes, y  asesinando soldados. Actualmente  estaba incursionando en el estado de Morelos.

 

 

 

 

 

 

 

Unos minutos después llego el camión, que después de despedirse, abordó  Carlos.  Regrese a la pensión con mucho sueño  y me dormí de inmediato. 

 

Al día siguiente, por  la mañana,  cuando me  dirigía hacia el trabajo venia ocupado pensando en los acontecimientos de la  noche anterior, cuando el zumbido de una abeja que revoloteaba en el interior del auto me saco de mi ensimismamiento, estire el brazo  y  la mate de un manotazo.

 

El sol se veía opacado por negras nubes que presagiaban tormenta, el tráfico era muy lento debido al accidente de un tráiler en la carretera, motivo por el cual llegue con un poco de retraso.

 

Al entrar  al laboratorio de investigación de la compañía, José, uno de los químicos se acercó a mí sigilosamente  y con voz baja me dijo-- ingeniero ya se enteró del problema que paso ayer  en la noche;  se fastidio el producto en la plataforma dos . El gerente anda enloquecido, ya reprendió  a los técnicos, a los  obreros y   tiene más de  media hora haciendo lo mismo con el ingeniero de turno.  Juan…    Y acaba de preguntar por usted.  

 

De forma inmediata me dirigí a presentarme con el gerente. Al acercarme  a la  lujosa oficina, escuche sus fuertes gritos;  la puerta estaba semiabierta.  Al asomarme,  pude observar al Ingeniero Calasso  de pie vociferando.

 

Al entrar al recinto, me lanzo una mirada de altanería e indiferencia; en ese momento estaba sumamente alterado por el error que se había cometido durante el tercer turno.   Frente a  él, sentado, con la cabeza baja,  se encontraba el Ingeniero Juan Sánchez,  responsable de la planta en el turno de la noche. 

 

Juan   permanecía en silencio ante  la serie de insultos e  improperios que le lanzaba el gerente. El error consistía en que la cantidad de uno de los reactivos no había sido cargada,  por lo que la reacción  química, no se efectuó.

 

Furiosamente, le dijo que era un idiota, un mal químico, un pésimo supervisor,  que cómo era posible que no hubiese supervisado bien  la  adición del  reactivo. Torno la vista hacia mí y me pregunto’--- ¿Estas enterado de la pendejada que cometieron en producción?   

 

---Sí, señor --

 

Moviendo las manos y gesticulando, me dijo: y  tú que eres el científico, ¿Que has hecho para resolver el problema? ¿Cuántos experimentos has efectuando? ;  Sin esperar contestación, bajando un poco  la voz,  continúo diciendo que en la división química de  Estados unidos había pasado algo similar  y no se había podido hacer nada para salvar el producto… Y  continuó insultado a juan. 

 

 

 

 

 

Interrumpiendo  su perorata le  respondí tranquilamente-- estoy aquí porque usted me mandó llamar,  acabo de llegar,  se olvida que el tiempo que dura     la reacción es de  10 horas,  más el tiempo para efectuar los análisis.--- A todo esto,  me podría decir lo que hicieron en los estados unidos en el mismo caso.

 

--- “Para qué quieres que  ti diga  yo eso”.

 

----Para no repetir los errores que no dieron buenos resultados.

 

  Había pasado más de media hora y el gerente, seguía sermoneando a juan.

 

Sentado, sin poner atención a los regaños, procedí a escribir en una hoja de  papel, las formulas químicas de los componentes  y a hacer  las consideraciones de ingeniería que podrían ser útiles. Lo deje’ sobre el escritorio, Interrumpí nuevamente la  reprimenda mostrando al gerente,  las formulas y procedimiento ideado y le dije que ya habíamos pedido mucho tiempo con sus regaños.

 

El problema estaba ahí y teníamos que abocarnos a resolverlo a  la brevedad.

 

Mirándolo fijamente a los ojos, le dije  que  tenía la seguridad que por mucho que  ofendiera a  juan, no conseguiría solucionar el problema.

 

En forma brusca Recogió el papel y después de revisar la propuesta, volvió la vista hacia mí y me pregunto---- ¿Por qué quieres hacer eso que  todavía no  has comprobado  con  experimentos de laboratorio?

 

--Porque soy químico y usted, que es químico emérito, debería entender que   las consideraciones están formuladas con  base científica y tomar en cuenta  que no  hay tiempo que perder,  ¡si queremos salvar  el producto, debemos proceder de inmediato!

 

-¿Y si tu propuesta no resulta efectiva,  tú me pagarías los 250000 dólares que cuesta el producto?

 

 --- Que le pasa, ¡yo no le pago a usted nada! --- estoy sugiriendo una alternativa  para  arreglar lo descompuesto. Pero si usted ordena otra cosa,   procedo de inmediato.

 

                 --Hácelo”. Pero si no resulta…

 

Sin decir nada salí de la oficina del gerente; cuando me dirigía  al laboratorio de investigación,  me abordo Carlos, después de saludarme, pregunto con curiosidad--- ¿qué pasó?--

 

 ---- Nada nuevo, está semienloquecido  por lo de ayer. Voy a laboratorio para ver qué puedo hacer para resolver el problema.

 

 ---Bien-- pero no olvides que es el cumpleaños del jefe de planta y que quedamos de reunirnos para ir a festejarlo y de paso conocer la nueva cantina que se encuentra en Tejalpa.  Nos vemos a  la salida.

 

 

 

 

 

Antes de las 6 de la tarde  con base en los análisis practicados ya contaba con  la seguridad de que el procedimiento indicado  por mí, estaba funcionando.

 

Al salir de la empresa  declinaba el día en el valle de CIVAC ,  era el  momento en que el sol principiaba a ocultarse, el ambiente cobraba la trasparente frescura del atardecer. El sol teñía las nubes de un rojo intenso e inundaba  el valle  con  resplandor crepuscular. El rumor de los pájaros disminuía  de manera gradual y poco a poco  era  sustituido por el canto de las cigarras.

 

A esa hora, cuando en viento decae, el paisaje parece petrificarse al  sumirse en una quietud aún más honda que aquella que se advierte durante el día, se distinguía un inmenso lucero brillando en el cielo.

 

Llegué al lugar de la reunión ya cayendo la noche;  la cantina pintada de blanco,  era un lugar parecido a una larga  bodega iluminada a medias,  la barra se veía muy bien surtida  con licores de todas clases y era atendida por varias guapas meseras.

 

Al fondo, en la parte central, en una mesa corrida, se encontraban departiendo alegremente  el jefe de planta, el jefe administrativo, los ingenieros de turno, los ayudantes técnicos y tres químicos del laboratorio de investigación.

 

Uno de los técnicos me recibió con una cerveza helada en la mano y me pregunto: ---Le gusta la cerveza oscura o se la cambio-

 

---En este momento, cualquier cerveza me parece la mejor.

 

---  Porque llega tan tarde ingeniero, únicamente nos hacía falta usted para cenar. 

 

---Me quedé  en la planta hasta que tuve la seguridad de que la reacción química iba bien, vengo muy contento porque  estoy  casi seguro que  se recuperará  el producto. --¿A  qué hora van a llegar “las puchachas”?---

 

 -----Ya no tardan mucho, me respondió riendo. 

 

Me senté junto al licenciado Eduardo,   Director Administrativo de la planta,  que acababa de regresar de la matriz de la compañía en USA. Después de saludarme me dijo.---Ya me platicaron  lo paso el día de ayer en la planta.

 

--- Así fue Eduardo,  el señor Calasso,   estaba frenético, regañando y gritando.

 

--- ¡Así es el¡ ..     Me platicaron en Filadelfia, que es excelente científico, pero que tiene un carácter muy explosivo; posiblemente debido a sufrió mucho cuando  participo como soldado en la segunda guerra mundial. Pero  comentaron que sabiéndolo tratar…  Es buena persona.

 

 

 

Los ocupantes de la mesa,  Seguíamos platicando  bromeando,  riendo, y contando chites de color subido,  recordando la anterior farra  y comentando las intimidades de algunas mozas de la casa non sancta, que solíamos  frecuentar.

 

De pronto, un fuerte ruido proveniente de la entrada de la cantina marcó la aparición, súbita, repentina y sorpresiva de un grupo de aproximadamente 20 hombres, vestidos al estilo campesino y ataviados con sombreros típicos de la región;  todos ellos,  armados con rifles y pistolas o cuernos de chivo.

 

El que encabezaba el conjunto,   aparentemente el jefe, era  un individuo alto, fornido,  de más de un metro ochenta de estatura, estaba   vestido de mezclilla y cubierto con un amplio gabán y llevaba pistolas al cinto. Levantó  la mano moviéndola de izquierda a derecha  barrio con la mirada a los integrantes  del grupo. Con voz  muy fuerte  dijo:

 

    --- Haber ustedes cabrones, que andan haciendo por acá. 

 

Instantáneamente sus acompañantes apuntaron sus armas  hacia nosotros.

 

El desconcierto de nuestro grupo fue mayúsculo, al voltear la vista pude darme cuenta que los ocupantes de la mesa se resguardaron debajo de ella  y algunos se tiraron al suelo. Únicamente yo, permanecí de pie, mirándolo fijamente. Después de algunos momentos se dirigió hacia mí diciéndome:

 

--- Y tú cabrón,  te siente muy chingón, o qué.  ¡Ven inmediatamente para acá!

 

Reprimiendo la inmediata necesidad de huir,  lentamente me dirigí hacia él.  En esos momentos pasaron por mi mente un sinnúmero de cosas;   nunca he tenido temor a la muerte, a la que considero el término obligado, pero al  pensar  en mi madre, en mi novia, en mis ilusiones, sentí un miedo que me hizo estremecer, no obstante,  alentado por el  pensamiento  de que “el que nada debe nada teme” y consiente de que no habíamos  hecho nada malo,  camine hacia  él;   al acercarme percibí  un intenso  olor a estiércol, tabaco y alcohol.

 

En ese momento, me lanzo una mirada de resentimiento y me  pregunto

 

 --¿quiénes son ustedes, a que se dedican? Sin esperar respuesta, continuó diciendo, ---    ¡Seguramente son del ayuntamiento!

 

--¡La verdad no! ,  Somos ingenieros y técnicos  de una planta de productos químicos de  CIVAC que se dedica a la producción de medicinas y  da trabajo a más de 300 habitantes de esta región. Les hemos dado educación y  capacitación para el trabajo,  y de ser campesinos los hemos convertido en excelentes trabajadores. Ahora viven mejor y reciben  un salario digno con el que pueden mantener a sus familias. 

 

  ---A chingà …. Eso es diferente

 

 

 

Extendiendo la mano en señal de saludo, al que correspondí, apretó con gran fuerza; yo hice lo mismo  hasta que no aguantó más y…. aflojo exclamando  en voz alta ---  “Ay cabrón”----, se soltó con violencia,  se sacudió la mano,  se la sobo con la otra y dijo con voz firme, levantando el puño.

 

--Eres recio. “Tú eres de los míos”…  no como la  bola de putos de tus compañeros. --- ¡Tómate una copa! ---  Llamó a una de las guapas meseras, pidió una botella  y  sirvió dos  tequilas dobles, extendió el brazo para ofrecérmela;  la tome con la mano derecha.

 

Después de que  chocó las copas en señal de salud, le pregunté,-- ¿Son guerrilleros de Lucio?  Al observar a los integrantes  del contingente que lo seguía,  pensé en mis adentros: “no tienen la  pinta de guerrilleros lo único que los hace parecer, son las armas,  “ lo que sí,  es que están  desnutridos”. Los vi demacrados, macilentos, sufridos, humildes…  y continúe diciendo

 

 --¿Por qué te dedicas a esto?--

 

 --- Nací en la sierra de guerrero,  Soy maestro rural y junto con Lucio Cabañas, estudié en  la escuela normal de Ayotzinapa, ¡Pertenezco al partido de los pobres!  Estamos luchando para que se nos haga justicia, esa  justicia que se les ha  negado a todos los  mexicanos,  especialmente a los habitantes  a las regiones  más pobres; entre ellas nuestros pueblos;  somos sucesores de los valerosos campesinos que en la revolución  tuvieron los huevos  suficientes  para   desafiar  al mal  gobierno y sus  pinches  soldados. 

 

Estamos en esta reyerta, porque han pasado  años y  años y  las cosas en lugar de mejorar, ¡Han empeorado!  Hemos sufrido mucho y no queremos heredar ese sufrimiento a nuestros pueblos y a nuestros  hijos.

 

Escuché sus palabras con mucha atención. Al volver la vista hacia atrás pude darme cuenta  que los ocupantes de la mesa, picados por la curiosidad, Poco a poco se fueron asomando y  después de  ocupar sus lugares.  Permanecían   expectantes. 

 

----Se dice que son comunistas a sueldo-- 

 

 --- Se nos ha tildado de comunistas, pero no es verdad, no nos importan las teorías  de Stalin, ni de Mao, ni la de ningún otro cabrón de esos,  hemos sufrido  todas  las injusticias que  provienen de   las diferencias  entre los  muy pobres y los  muy ricos.  Luchamos por un México libre de explotación.

 

-Tomo su  copa,  y apuró  su contenido. Yo  por mi parte procedí a haciendo lo mismo.

 

Poco a poco nuestra conversación se fue  tornando confidencial, por lo que  tímidamente, me atreví a preguntarle.-- por qué se dedican a robar bancos y a secuestrar.

 

--Las luchas armadas son así,  somos  pobres, ni siquiera una idea es útil cuando se tienen los bolsillos vacíos,  lo hacemos porque  ¡es  la única forma de tener dinero para comprar  armas y mantener nuestro movimiento!

 

 ---Pero, se dice que sus  demandas y acciones  son “excesivas”

 

Bebió la copa de un solo golpe, eructó,  tenía los ojos muy brillantes, contesto con voz muy firme.  

 

---No tenemos otro camino  ¡Es la guerra!

 

--  ¡Tomate la otra!  Seguidamente, procedió a llenar las copas hasta casi derramarse.  Me ofreció  la que tenía en su mano izquierda y dijo:    --  Salud.

 

-----Salud. --  Con curiosidad, le pregunte,  que cómo era su vida en campaña. 

 

---Nuestra  vida es muy difícil, llena de peligros, muy de la chingada,  vivimos  a la intemperie; siempre escondiéndonos. Tomó un trago largo  y continuo diciendo, a veces no comemos nada,y pocas ocasiones dormimos ,  nos turnamos   para vigilar, para cocinar. Pernoctamos en el bosque  en hamacas de lona  y mecate hechas por nosotros.

 

Cuando llegamos a los pueblos de la sierra encontramos mucha aprobación, pero nos ven con  miedo y desconfianza, y  casi no nos proporcionan apoyos. 

 

--- Que difícil… te entiendo y felicito--

 

Bebió lentamente el resto del contenido de la copa. Yo procedí, haciendo lo mismo.  Lo observé, Tenía el rostro enrojecido, Mirándome fijamente me dijo:

 

  --- ¡Tomate otra copa!

 

 ---  ¡ya no! ,   le respondí con firmeza

 

--- ¿Porqué?

 

--- ¡Porque ya no tengo ganas!

 

 ----Te respeto…  Pueden irse.

 

Con una sonrisa de alivio,  dirigiéndome a los compañeros de trabajo  dije con voz muy fuerte. --- Ya nos podemos ir…           ¡Vámonos rápido!

 

En unos cuantos minutos circulábamos a gran velocidad por la carretera con rumbo a Cuernavaca.  Cada quien tomo su rumbo;  no nos detuvimos ni un momento para despedirnos.

 

De regreso a la pensión, casi  no pude dormir,  estuve  largo tiempo mirando al techo de la recamara,  meditando sobre la triste  situación de los guerrilleros y del  país, Llegando a la conclusión de que los desaciertos y corrupción del gobierno   propician: el deterioro de la  educación, la falta de empleos, ,  y son  causa directa de la proliferación de la delincuencia, así como  de los violentos conflictos  que tanto  perjudican al país.

 

Por la mañana me levanté tarde y con mucho sueño pero contento de estar vivo y por  estar casi seguro de haber solucionado del problema de la compañía.

 

Al llegar a la fábrica,   el sol brillaba intensamente y hacía mucho calor. Estacione mi auto y rápidamente me dirigí al laboratorio para revisar los resultados del proceso.

 

El químico de turno se apresuró a  mostrarme  los  análisis que reportaban los  buenos resultados  y  me dijo, que el gerente ya estaba enterado. Con agrado, recogí los reportes y  me dirigí a la  gerencia.

 

El señor Calasso me recibió de pie, mostrando  una sonrisa de satisfacción;   después de darme una palmada en la espalda, me dijo:

 

--- “Oh  Voy “… Tenías razón, te felicito

 

 ---Gracias señor. 

 

Al salir de la oficina del gerente, Juan  me estaba esperando para decirme que estaba muy  agradecido por varias cosas, por haberlo defendido; porque se había resuelto el problema,  Y por lo que había pasado la tarde anterior en Tejalpa.

 

Le dije que éramos amigos y que ya estaba cansado de las forma en que nos trataba el pinche gringo pendejo.

 

De regreso, al llegar al laboratorio, se acercó a mi uno de los ayudantes técnicos para decirme  -- Ingeniero, ya se corrió  por toda la fábrica el chisme de lo que paso ayer  con el gerente y también de lo que les sucedió en  Tejalpa.

 

--No me digas, qué rápido caminan las noticias.

 

-- ¿Sabe lo que andan diciendo de usted en la planta?

 

---No, le respondí.

 

----Que usted para caminar bien, tiene que hacerlo empujando una carretilla.

 

----No entiendo nada…  ¿porque dicen eso?

 

---- “Quesque”,   porque  tiene muchos  huevos…    muy grandes.    Ja, ja, ja.  

 

 

 

 

 

 
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